15.000 km de distancia

 

Hoy día 14 de septiembre del 2021, siendo las tres de la madrugada en Quito, cuatro de la tarde en Beijing, mientras aguardaba por alguna noticia mi corazón latía fuerte imaginando los eventos que se iniciaban en ese momento y esperando la gentileza de Carlos de mantenerme informada.

Hace unos días tuve el honor de conocer al Dr. Carlos Larrea vía telefónica. El Señor Embajador de Ecuador en China, con la sencillez y carisma de las personas de bien, al contestar mi llamada se comprometió para recibir en mi nombre el premio que el Gobierno de China me había otorgado. Premio 15th. Libro Especial de China 2021 (15th. Special Book Award of China 2021).

Este premio es el máximo reconocimiento que China otorga a un escritor extranjero, tiene el nivel de un premio nacional y se me ha conferido por el libro infantil “Platanario en China”, que permite a los niños conocer varios aspectos de la cultura china.

Por la relevancia del Premio el Sr. Embajador de Ecuador en China fue invitado y asistió a la ceremonia para recibir este máximo honor en mi nombre.

El Palacio de Diaoyutai State Guesthouse – Beijing abrió sus exclusivas puertas para dar cabida a este evento solemne del más alto nivel.

Carlos en el palacio, yo en mi casa, 15.000 km de distancia física y sin embargo, en ese momento, les puedo asegurar que estaba en espíritu con él en Beijing.

Su primera fotografía fue la de una página del programa, una reseña de mi persona. El ver mi foto en la lista de ganadores del premio hizo que esa emoción represada por las ansias que se habían generado en la espera, se desborden y el corazón latiendo intensamente me aterrizaba en la realidad. Estaba sucediendo, a 15.000 km de distancia mi discurso se escuchaba y mi trabajo se reconocía. A 15.000 km de distancia en Quito mi corazón latía emocionado.

En mi mente las imágenes de la visita a China, los lugares, las personas, su riqueza cultural milenaria que calaron tan dentro de mí. Quién diría en ese momento que la invitación que recibí para conocer la cultura China, terminaría con tan sobrio y magnífico evento y yo con un galardón nacional. Tomados de la mano con mi esposo, disfrutamos de los recuerdos y revivimos el camino que nos trajo hasta este momento.

Las siguientes imágenes y el video de aceptación que yo había enviado días atrás, fueron reafirmando esa sensación de gratitud y amor por mi trabajo. La fotografía del trofeo y el diploma quebró mi aparente fortaleza y sacó un par de esas lágrimas que se atreven a recorrer las mejillas de las personas que tienen una inmensa felicidad.

Sentir que lo que hago es lo que me gusta, que me da satisfacciones y reconocimiento me hace pensar en lo afortunada y bendecida que soy.

Las palabras quedan cortas para expresar mi gratitud para el Señor Embajador por su calidad humana, calidez y compromiso conmigo, que enviando fotografías, video y audios durante la ceremonia, permitió que viva el momento junto a él.

Y dieron las cinco de la mañana a 15.000 km de distancia de mi Quito querido, allá en Beijing se cerraba el telón mientras mi esposo, mi compañero de vida y soporte, destapaba ese champagne para levantar nuestras copas y celebrar este nuevo triunfo.

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